viernes, 10 de abril de 2009

Elementos y Herramientas de la Composición Fotográfica

El ser humano cuando percibe una imagen suele hacerlo de una determinada forma y en un determinado orden; además, existen ciertos aspectos en una imagen que ayudan a captar en general la atención del cerebro y que suelen evocar ciertas sensaciones o sentimientos. Cuando se compone una fotografía que pretenda ser algo más que una instantánea de un hecho, es decir, cuando se pretenden transmitir sensaciones o resaltar ciertos mensajes con una fotografía es preciso conocer cómo funcionan estos mecanismos de la percepción del ser humano de cara a aplicar las técnicas oportunas para transmitir lo que deseamos. En cierto modo, se puede decir que la composición es como un lenguaje subliminal para transmitir sentimientos a través de las imágenes.


Algunos elementos con los que se puede jugar en la composición son:

La atracción de la atención hacia el centro de interés, el motivo de la imagen.
  • La textura y sensaciones de tacto que puede evocar la imagen. La forma y el volumen de los objetos, así como la sensación de profundidad de éstos en la escena.
  • El contraste como elemento de atracción y resalte: contraste en el tono, el tema, los motivos,... La fuerza del color o su ausencia.
  • Para trabajar estos elementos, para moldear y transmitir mensajes en este lenguaje visual, el fotógrafo tiene a su disposición múltiples herramientas:
  • Encuadre del motivo y su entorno Colocación de los objetos dentro del encuadre Enfoque total o selectivo Perspectiva y ángulo de la toma Iluminación de la escena
    • Encuadre El encuadre es aquello que el fotógrafo sitúa dentro de la fotografía, la porción de escena que elige captar. Ante un mismo motivo cada fotógrafo puede elegir hacer una fotografía diferente captando unos u otros elementos. En esta selección de lo que sitúa dentro de la fotografía y cómo se hace, aunque ninguna es norma estricta, existen algunas directrices que se pueden tener en cuenta, a saber: En toda escena suele existir un motivo (aquello que deseamos destacar, el centro de interés) y fondo (aquello que rodea, decora y/o da sentido al motivo). Para resaltar el motivo el fotógrafo debe llenar el encuadre con él, esto es, hacer que ése sea el objeto principal en la escena; de este modo excluiremos del encuadre otros objetos que puedan distraer la atención del espectador sobre el que el fotógrafo ha seleccionado. A pesar de lo dicho en el punto anterior, es importante en el encuadre dejar un cierto margen alrededor del motivo para no atosigar la imagen. Este margen actuará como marco del motivo y, por tanto, deberá ser normalmente además igual por todos los lados de la fotografía. La línea del horizonte suele ser una referencia visual clave para el ser humano. Normalmente ésta debe mantenerse recta, horizontal. La percepción de una línea del horizonte inclinada suele llamar la atención y, si no está justificada, da al espectador la sensación de que los objetos se van a caer hacia ese lado, lo cual no suele producir buenas sensaciones. Otro factor comunicativo importante en fotografía es la elección del formato del encuadre. La mayoría de los elementos fotosensibles (películas o sensores de imagen) tienen un formato rectangular y habrá por tanto la posibilidad de elegir un encuadre horizontal, vertical o inclinado: cada uno de ellos transmite sensaciones diferentes y tiene su campo de aplicabilidad: El encuadre horizontal sugiere quietud, tranquilidad y suele utilizarse normalmente para paisajes y para retratos de grupo. El encuadre vertical sugiere fuerza, firmeza y es el más apropiado normalmente para retratos (entre otras cosas porque los seres humanos somos más altos que anchos). El encuadre inclinado transmite dinamismo y fuerza y suele utilizarse como recurso ocasional para resaltar estas cualidades en el motivo de la fotografía. Colocación de los objetos dentro del encuadre.
    • Es importante repetir otra vez que no existen reglas rígidas y mucho menos con respecto a dónde deben colocarse los objetos dentro del encuadre, no obstante, es importante que el fotógrafo conozca algunos recursos cuya eficacia está demostrada y que pueden ser de utilidad para resaltar el motivo o transmitir distintas sensaciones. En las culturas occidentales, derivado de los sistemas de escritura, las personas acostumbramos a mirar de arriba a abajo y de izquierda a derecha (en las culturas árabes y orientales dependerá igualmente de su sistema de escritura). Además, la mirada no se mueve normalmente de forma uniforme sino que se suele detener en ciertos puntos equiespaciados al mismo tiempo que avanza en el recorrido que esté siguiendo. En estos puntos es donde se concentra por defecto el interés del espectador y es donde debemos colocar el motivo que deseemos resaltar en nuestras fotografías. De esta forma nace la llamada regla de los tercios, que nos indica que si dividimos la imagen a partes iguales por dos lineas horizontales y dos verticales, los cuatro puntos de intersección de dichas lineas son los que mayor atención recibirán del espectador (y en el orden antes indicado). Debido a esto podrá deducirse igualmente que el motivo no debe ir centrado en el encuadre sino que es preferible desplazarlo ligeramente a la izquierda ya que así se obtienen imágenes menos simplistas, más atractivas y que ayudan al ojo a recorrer los puntos de atención. Por otro lado el fotógrafo debe tener presentes las líneas dominantes de la composición que está realizando y utilizarlas para dirigir la atención del espectador, no desviarla. Se puede hallar una línea casi en cualquier cosa. Una de las normas más populares de la composición se basa en la repetición de las líneas y objetos, especialmente cuando el tema es una estructura. Las líneas pueden ser, horizontales, verticales, curvas u oblicuas. Las diagonales y líneas en "S" son mucho más interesante que las líneas paralelas, se utilizan para imprimir un cierto movimiento a las fotos. El caso más básico de línea dominante es la de horizonte. La línea de horizonte actúa de referente para el espectador y es conveniente colocarla recta (no inclinada) y no en el centro vertical de la imagen sino a dos tercios (por arriba o por abajo) ya que si se coloca la línea del horizonte al centro se obtendrá una imagen descriptiva, inexpresiva; mientras que al bajarla o subirla estamos primando el cielo, el mar o la tierra como fondo (o incluso motivo) de la imagen. Otro caso típico son las líneas diagonales que a menudo se forman en las fotografías: pe. una barandilla de un paseo, una acera, un camino... todos estos elementos forman líneas dominantes en la fotografía y pueden, por tanto, ser usados para conducir la atención. Un recurso habitual es colocar estas líneas en las diagonales de la fotografía haciéndolas coincidir con una o más esquinas de la misma: así el ojo recorrerá esas líneas desde las esquinas a los centros de interés ayudando a dirigir hacia ellos la atención del espectador. Al cortar las líneas dominantes con uno de los lados de la fotografía ésta parece interrumpirse bruscamente, mientras que al llevar una línea a una esquina da la sensación de continuidad. Finalmente, es importante resaltar dos casos especiales de líneas dominantes: la mirada y el movimiento. La mirada de un ser humano traza una línea dominante imaginaria en la foto de gran fuerza expresiva que debe ser respetada y resaltada por el fotógrafo. Cuando la persona retratada está mirando hacia algo debe abrirse el encuadre situando a la persona a un lado y dejando un espacio libre delante de ella para ser ocupado por su mirada. Una persona u objeto en movimiento también describe una línea dominante imaginaria que es su trayectoria y que también puede tener gran fuerza expresiva. Cuando el motivo esté entrando en la escena es conveniente abrir el encuadre nuevamente y dejarle un espacio libre delante para que sea ocupado por su trayectoria y resaltar el efecto de movimiento. Enfoque total o selectivo El enfoque es otro de los elementos fundamentales para dirigir la atención del espectador y resaltar los motivos de nuestras composiciones. El anillo de enfoque de la cámara fotográfica nos permite enfocar a distintas distancias y controlando la apertura del diafragma y el tiempo de exposición del obturador podemos conseguir mayor o menor profundidad de campo en la imagen y también enfoques selectivos. produndidad de campo amplia produndidad de campo Limitada El primer gran recurso artístico del enfoque selectivo es claro: resaltar el elemento enfocado (el motivo) frente a todo lo demás que está desenfocado (fondo). Este recurso es muy poderoso a la hora de fijar el centro de interés de la fotografía y todo buen fotógrafo hace uso profuso de él. El enfoque selectivo no deja de ser una aplicación de una reducida profundidad de campo. En fotografía de paisajes, en general, es preferible una gran profundidad de campo para abarcar todos los detalles con nitidez en todas las zonas de la fotografía. No obstante, para el retrato, la fotografía del detalle y muchas otras ocasiones suele ser preferible una profundidad de campo limitada para que sólo aquello que interesa al fotógrafo aparezca nítido. Perspectiva y ángulo de la toma El ser humano, por su propia constitución física, está acostumbrado a ver las cosas desde aproximadamente 1,60 m. de altura y de frente. Las imágenes así se captan de forma clara y descriptiva, si bien no aportan ninguna originalidad. La variación del punto de vista aporta perspectivas diferentes con elementos inesperados que a menudo captan más la atención. Es por esto que existen infinidad de recursos fotográficos en este sentido siendo la directriz general el que el fotógrafo debe estudiar el motivo y la escena buscando puntos de vista innovadores y/o más atractivos para el espectador. Teniendo en cuenta esta premisa general existen ciertas técnicas ampliamente utilizadas entre los fotógrafos: El picado consiste en fotografiar un motivo desde arriba hacia abajo y ayuda a resaltar lo pequeño de ciertos objetos ya que proporciona un punto de vista de superioridad. Al mismo tiempo es contraproducente en general su uso en fotografía de personas (especialmente niños) o animales precisamente porque ayuda a verlos como inferiores, les resta importancia y, además, si se fotografía de cerca puede deformar las proporciones de la cabeza con respecto al cuerpo. El Cenital Es cuando la imagen se toma en un ángulo totalmente perpendicular (de arriba hacia abajo) con respecto al suelo, es decir, a 90º El contrapicado es la perspectiva contraria al picado, es decir, consiste en fotografiar un motivo desde abajo hacia arriba y ayuda a resaltar la grandiosidad de un elemento. Se suele utilizar para fotografiar edificios o monumento y también deforma la perspectiva acentuándose este efecto cuanto más cerca se esté del motivo. La toma a rás consiste en sacar la fotografía a rás de suelo o del objeto y ayuda a sorprender al espectador con imágenes que un ser humano no acostumbra a ver ya que no se suele colocar en ese nivel de visión. Este ángulo se suele utilizar para fotografiar motivos pequeños en su entorno natural a los que no prestamos habitualmente mucha atención. Iluminación y color. Forma y volumen El control de la luz y el color por parte del fotógrafo es otra herramienta poderosa a la hora de transmitir sensaciones que van más allá de la percepción visual y para dirigir la atención. Véase el artículo iluminación en fotografía para mayor detalle. Así, por ejemplo, para resaltar el motivo es conveniente buscar un contraste de tono y/o color entre el motivo y el fondo. También es conveniente simplificar la composición, buscar fondos uniformes y pocos colores muy marcados en la foto; evitar los fondos llenos de detalles que puedan distraer la atención. En general es más impactante una fotografía con pocos elementos y pocos colores muy contrastados que una fotografía con muchos elementos en los que ninguno resalta especialmente sobre el resto. Una opción vistosa para resaltar algunos motivos puede ser la de utilizar un marco natural que lo rodee como fondo (pe. un pórtico, el marco de una ventana, arreglos vegetales,...) y cuando se fotografía a objetos de tamaños inusuales, para evitar que sobre el papel ya no parezcan tan impresionantes, se suele colocar en el encuadre algún objeto de un tamaño conocido para el espectador que le permita a éste establecer una comparación de volúmenes. Del mismo modo, los distintos tipos de luz solar pueden producir distintos tipos de sombras y matices afectando a la percepción de las texturas y los volúmenes: La luz del mediodía es una luz dura, intensa y que elimina las sombras, lo cual afecta negativamente a la percepción del volumen y los matices de la superficie de los objetos. En general no suele ser buena para la fotografía. La luz de la mañana ilumina con tonos frescos apastelados y difumina normalmente los detalles lejanos. La luz del atardecer ilumina lateralmente y con tonos dorados y cálidos produciendo sombras ténues y sutiles que resaltan la textura de los objetos y su volumen. Según las estaciones la luz también es ligeramente diferente y ello también afecta a estos parámetros, y, por supuesto, el tiempo meteorológico también es crucial en este aspecto. Lo importante es que el fotógrafo sea consciente de la iluminación de que dispone en cada momento y su efecto sobre la fotografía de modo que pueda intentar contrarrestarlo (pe. con iluminación artificial, con un filtro,...) o simplemente cambiar de lugar o de punto de vista para realizar la toma en mejores condiciones. El color también es importante ya que puede ser utilizado como otro recurso expresivo más. La saturación de color evoca intensidad y los tonos suaves tranquilidad. La cantidad de colores y su gama afecta también a la percepción del espectador y a las sensaciones que en él se pueden evocar. Finalmente, la fotografía en blanco y negro es también muy impactante y ayuda a resaltar mejor los contrastes y las variaciones tonales (por ejemplo de la piel). Además ayuda a que el color no distraiga de otros recursos expresivos (como la forma, la textura, la expresión de una cara) que el fotógrafo desee primar. Directrices específicas para retratos El retrato es uno de los grandes géneros de la fotografía ya que toma al propio ser humano y su complejidad como centro y motivo de la fotografía. Las capacidades expresivas de este género son inmensas, si bien es preciso que el fotógrafo sea capaz de transmitir las cualidades que desea resaltar utilizando apropiadamente todos los elementos a su disposición. Desde el punto de vista de la composición existen múltiples directrices comúnmente aceptadas: En general, no se debe cortar una foto de una persona por las articulaciones, ya que esto puede dar la sensación de que esa persona tiene un miembro amputado. Del mismo modo, tampoco debe cortarse un retrato por la barbilla. Si se va a llenar encuadre con la cara de una persona es preferible cortar por la frente o por la frente y la barbilla al mismo tiempo. Debe evitarse un primer plano frontal desde cerca ya que se deformarán las proporciones faciales de la persona retratada. Debe evitarse cortar las manos o los pies de las personas retratadas ya que son elementos expresivos muy fuertes en el ser humano. Como se indicaba antes, para fotografiar a niños no deben hacerse picados, es mejor bajar a la altura de sus ojos ya que así obtendremos imágenes más realistas y proporcionales. 
    • El movimiento En esta imagen podemos observar los diferentes resultados en el agua variando la velocidad de exposición. Los cambios producidos en el fondo se debe a los cambios de diafragma para compensar la exposición, que repercuten en la profundidad de campo El movimiento es uno de los principales motores de expresividad en la fotografía ya que los seres y objetos fotografiados a menudo están en movimiento mientras que la fotografía es eminentemente una instantánea congelada en la que nada se mueve. La expresión del movimiento se consigue fundamentalmente actuando sobre el obturador y el diafragma y combinando estos elementos con otros como el enfoque selectivo. Los dos efectos más habituales con respecto al movimiento son: Congelación de movimiento, es decir, conseguir que una imagen de alto dinamismo en pleno movimiento aparezca como congelada en medio de ese movimiento de modo que proporcione al espectador la visión de un instante que normalmente el ser humano no capta de forma separada y estática. Ejemplos típicos de este efecto puede ser una fotografía de las gotas de un arroyo cayendo o un patinador en el aire en medio de un salto, etc. Desplazamiento del motivo, es decir, ajustar un tiempo de exposición suficientemente lento en la cámara como para que el movimiento del motivo a fotografiar, que está en movimiento, aparezca desplazado (movido) dentro de una foto en la que todo lo demás aparece nítidamente (no movido). Del mismo modo también se puede conseguir (con un barrido fotográfico perpendicular al motivo) captar una instantánea en la que el motivo permanezca nítido mientras que todo lo demás en la foto aparezca movido. 

    • Este efecto resalta de un modo espectacular el movimiento de los objetos y puede ayudar incluso a captar la atención hacia el motivo si bien su consecución requiere muchas veces de habilidad con los controles de la cámara y seguramente con un trípode.

    jueves, 9 de abril de 2009

    Consejos para Fotografiar

    1. Olvídate de los modos automáticos.
    Si existe un momento para dejar a un lado los modos automáticos de tu cámara, éste es. Por desgracia, las cámaras no suelen tener ningún modo automático que funcione decentemente al fotografiar sujetos en movimiento en situaciones de muy poca luz. Es, sin duda, el momento para poner a prueba el modo manual, o de prioridad a la apertura de diafragma (Av).
    Cuando hay mucha luz, lo difícil es tener una foto movida. Sin embargo, cuando hay poca luz, nos toca esforzarnos al máximo. Para empezar, desempolva el manual de instrucciones de tu cámara y aprende a modificar la sensibilidad ISO, la velocidad de obturación y la apertura del diafragma.

    2. Disminuye la velocidad.
    Cuando estés haciendo fotografías con poca luz, es vital que dispares con el diafragma bien abierto, para que pueda captar la escasa luz que hay. Además, y por tratarse en este caso de un tipo de fotografía en el que lo fotografiado no se mueve rápidamente, habrá que disparar con la velocidad más lenta que nos podamos permitir.
    Sin embargo, no podemos olvidar que si disminuimos mucho la velocidad de obturación, nuestras fotos pueden quedar movidas. ¿Cómo lo evitamos? Disparando a una velocidad igual o superior al inverso de la focal, y sujetando nuestra cámara con firmeza. Para entendernos, podríamos decir que si disparas con una focal angular debes usar aproximadamente 1/25 de velocidad, y si disparas a una focal media, 1/80. Si tu objetivo o cámara están estabilizados podrías disminuir estas velocidades a 1/10 o 1/25 respectivamente, o más, dependiendo de tu pulso, del tipo de estabilizador, y de lo que quieras arriesgar.

    3. Sube la ISO, sin miedo.
    En fotografía digital existe un miedo irracionalmente absurdo al ruido, ese grano que quita nitidez a nuestras tomas. Si tienes una compacta, posiblemente su software interno ya estropea sólo cualquier fotografía tomada con ISO alto con la excusa de reducir el ruido. Si usas una réflex, cuentas con una gran ventaja, por no sufrir estos agresivos procesados internos, y por permitir aumentar los valores de sensibilidad.
    Es mejor una foto con ruido por una ISO alta, que una foto trepidada por una velocidad baja. También es mejor una foto con ruido que no tener esa foto. Convencéos de ello. Si usas una réflex digital algo antigua puedes subir la ISO sin miedo hasta 800. Si tu réflex tiene menos de dos o tres años, puedes usar la ISO 1600 sin problema, seguramente. Y si tu réflex tiene un sensor de formato completo, aún más. Con estos el ruido no será un problema realmente molesto en impresiones menores de 20×30cm, y aún menos para su visión en un ordenador.
    Si escasea la luz, una ISO alta te permitirá ganar algo de luz, y te podrás permitir disparar a velocidades suficientes para conseguir una imagen libre de trepidación.

    4. Acércate, acércate, acércate.
    Si hay poca luz, debes convencerte de que no podrás hacer fotografías si no estás cerca. Estando cerca podrás disparar a una velocidad menor sin miedo a la trepidación, y usar un objetivo en su máxima apertura.

    5. Selecciona bien tu equipo.
    Si pretendes seguir varias procesiones, tendrás que estar varias horas caminando por la calle. Llevar la mochila llena de objetivos puede ser polivalente, pero también es terriblemente incómodo. Para el día puedes usar los objetivos que te resulten más cómodos, pero para hacer fotos de noche debes priorizar los objetivos luminosos o estabilizados, y sobre todo los angulares, que aunque no sean luminosos te permitirán disparar a bajas velocidades.

    6. Evita usar el flash.
    El flash aporta luz, pero con una estética poco agradable. La luz que proyecta el flash integrado en tu cámara es frontal, dura, y muy mal repartida entre el fondo y el primer plano. Un flash externo mejora estos problemas en algo, pero tampoco es la panacea.
    Yo te recomendaría evitar el flash en todo caso, exceptuando aquellos momentos en que te quieras asegurar una foto de algún motivo como recuerdo, y aquellos momentos en que ni bajando la velocidad, abriendo diafragma y subiendo la ISO a los niveles máximos consigues una exposición decente. En ese caso, y si decides usar el flash, te recomiendo que lo hagas con la cámara en modo manual, a una velocidad de 1/30 o 1/60, y una ISO medianamente elevada (de 400 o 800), suficiente para que el fondo no quede muy subexpuesto en relación al primer plano. El resultado no será perfecto, pero sí mucho mejor al que conseguirías usando el flash con un modo automático.

    7. Si es necesario, enfoca manualmente.
    Cuando hay poca luz, y en algunas procesiones hay realmente muy poca luz, a la cámara le cuesta mucho más enfocar. En esos momentos lo mejor puede ser activar el enfoque manual en el objetivo y enfocar a ojo, o calculando la distancia al motivo. Muchas cámaras, incluso con el enfoque en modo manual, son capaces de confirmar con una luz o un pitido, cuándo un sujeto está bien enfocado.

    8. Conoce los recorridos.
    En cualquier guía de Semana Santa puedes consultar el recorrido y los horarios de todas las procesiones. Gracias a esto podrás anticiparte a los lugares clave, con un fondo especialmente atractivo, donde poder hacer mejores fotos. Si alcanzas una procesión cuando ya está pasando por el punto en que querías verla, posiblemente no alcances a ver prácticamente nada, perdiendo cualquier opción de hacer fotos interesantes.

    9. Trata de conseguir estar en primera fila.
    Estar en primera fila al ver una procesión es vital. No sólo no tendrás a nadie tapándote, sino que además, en los momentos en que la procesión se detiene, podrás aprovechar para tomar alguna fotografía desde cerca de los penitentes, o desde el mismo centro de la calzada por donde pasan. Eso sí, no abuses de esa condición. Quedarte más rato del debido en esa posición puede molestar a otros espectadores, e incomodar a la cofradía. Ante todo, respeto.
    Si en algún momento haces esto para poder hacer alguna fotografía del paso, la Cruz de Guía, o algún penitente, trata también de evitar molestar a otros fotógrafos. Posiblemente no seas el único que quiera hacer esa foto y, mientras tú estés ahí, otros no podrán conseguir la foto que buscan.

    10. El paso no lo es todo.
    La procesión, además de los pasos, son también las personas que la integran. Trata de no perderte algunos detalles importantes: los penitentes descalzos, los rosarios y guantes de las mantillas, las velas, los niños del incienso, los costaleros y los que les ayudan, o los músicos. Hablo desde la experiencia de la Semana Santa en Granada, pero en cualquier ciudad debe haber detalles que convierten a sus procesiones en especiales.
    Por otra parte, ni siquiera la procesión lo es todo. ¿Qué mejor momento que la Semana Santa para hacer fotografía callejera?. En estos días las calles están llenas de gente, con escenas curiosas y diferentes a lo habitual. Además, la gente está más abierta a ser fotografiada en estos momentos, en que mucha gente lleva una cámara colgando del cuello, y en que saben que participan en un evento muy fotogénico. Es como si, por arte de magia, nadie reparase en que estás haciendo fotografías de todo lo que ves con tu cámara. Con un angular medio, paciencia, y buen ojo fotográfico, podrás captar montones de momentos especiales.

    11. No descartes usar el trípode.
    Personalmente, ni soy muy amigo de usar trípode, ni creo que en medio de todo el movimiento de gente que hay en una procesión se pueda montar un trípode como si nada. Sin embargo, sí reconozco que hay algunas fotos que sólo se pueden hacer con trípode. Si tienes acceso a posiciones algo alejadas, o elevadas, puedes aprovechar el trípode para capturar en exposiciones medianamente largas, de algunos segundos, la procesión en medio de la calle. ¿Cuándo? En esos momentos en que la procesión se detiene y los costaleros descansan. Fuente: http://www.xatakafoto.com/trucos-y-consejos/consejos-para-fotografiar-la-semana-santa>. Citado el 5/4/2009.